Quiero escuchar tarrrrrgo.

Gritaba a moco tendido a mis cinco años, en la isla de Margarita, según cuenta la leyenda familiar.

Mis padres se iban a una tanguería por las noches para apacigüar el desasociego de emigrantes errantes y yo, supongo, no querría quedarme sola en el hotel, que era mi casa. Y quizá, también, quería escuchar targo.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: