Los cuatro egos y la quintaescencia.

Los cuatro egos dijeron al unísono, como personajes del coro de una tragedia griega: ‘Vaya bagarto. Que mina más fea’. La quintaescencia, iluminada en el centro del escenario dijo: ‘No. Nada de eso. No es fea. Es bella. Es lo que es. Y hace lo que tiene que hacer’.

Que gran alivio, el alma, humana.

La mía, mi alma, la recuperé en un tren. Allá por abril o mayo. Yendo o viniendo, según donde esté. Me volvió el alma al cuerpo. Maravilloso. Ya lo escribiré.

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